Semanalmente atiendo algunas llamadas de capacitación como parte de mi crecimiento personal y precisamente durante la llamada de hoy escuché a nuestro coach decir esta frase: “Dios le da semillas al que siembra”.
Venía escuchando la llamada mientras conducía en medio de un gran embotellamiento lo cual me permitió meditar un poco acerca de esta frase.
Al escucharla lo primero que vino a mi mente fue la parábola de los Talentos (Lc 19, 11-28); será porque previo a la llamada tuve una gratificante reunión en la que mencionamos brevemente esta parábola; pero el caso es que de alguna forma pude sentir una relación.
Dios nos da semillas a todos (podemos llamarles TALENTOS); sin embargo, como bien lo dice la lectura de Lucas, algunos prefieren guardarlos simplemente por temor a “perderlos” o mejor dicho a no utilizarlos sabiamente; aquí entran los temores a equivocarse, el temor a no conseguir los resultados que se esperan; el temor a perder y luego ver como recuperar lo perdido; temor a que tus capacidades no sean las suficientes para multiplicarlos; y la lista sigue. También están aquellos que los ponen a producir pero que no van más allá del promedio; aquellos que se conforman con dar lo mínimo; aquellos quienes prefieren la zona de comodidad; los que aplican la ley del mínimo esfuerzo. Quienes aunque consiguen incrementar sus semillas, frutos o talentos no van más allá para obtener el máximo provecho de ellos. Y por último tenemos a las personas que lo arriesgan todo; aquellos que no solo identifican sus talentos; sino que también saben muy bien que necesitan y pueden multiplicarlos. Quienes arriesgan todo por desarrollarlos aunque saben que en el camino hay riesgos; quienes se equivan y pierden algunas semillas pero utilizan ese momento para aprender de la situación y convertirlo en una experiencia; aquellos que cuando creen que lo están dando todo se retan para encontrar la forma de dar más.
Si todos recibimos semillas, todos entonces estamos llamados a sembrar algo en esta vida pero la verdadera pregunta aquí es ¿Que Sembramos? Tú, estás sembrando alegría o tristeza? Positivismo o Envidias? Amor u Odio? Progreso o Destrucción?
Al igual que en la parábola de los talentos, Dios nos da las semillas pero si no las sembramos o si nos encargamos de estropearlas; al final se le dará más a aquellos que si dan fruto y fruto positivo.
Al cierre de la parábola de los talentos dice: “Al que tiene se le dará, pero al que no tiene se le quitará hasta lo que tiene”
Yo te pregunto: Estás utilizando tus talentos? Ya descubriste de que son tus semillas? Ya las sembraste? las estás cuidando? Estás ayudando a alguien con su fruto? o las tienes guardadas o peor aún las estás utilizando para afectar a otros?
Tu tienes talentos que yo no tengo y yo tengo talentos que tu no tienes y la idea de haberlo hecho así es precisamente para que juntos todos unamos nuestros talentos y hagamos cosas grandes y que edifiquen.
Ojalá que si aún no has puesto a trabajar tus semillas, las saques de ahí donde las tienes escondidas y comiences ya a expandir tu huerta. El tiempo corre y para que esas semillas (o talentos) crezcan y den frutos hay que dedicarles tiempo y darles amor.