Escuchando una charla de un motivador mexicano llamado Carlos Cuauhtécom Sanchez me gustó mucho una historia la cual utilizo como base para este post.
Cuenta la historia que un día el Rey de un pueblo pasó a visitar el mercado del pueblo y se encontró con un alfarero quien estaba haciendo jarrones de barro, durante su recorrido, el Rey tocó uno de los jarrones frescos y dejó marcada su mano en dicho jarrón. Al irse el Rey, el alfarero iba a botar el jarrón pues ya era inservible; ante esto uno de sus trabajadores le pidió al alfarero que le regalara el
jarrón pues el Rey lo había tocado y le gustaría conservarlo. Inmediatamente el alfarero comprendió que lejos de perder valor mas bien había adquirido mas valor pues lo había tocado el Rey. Decidió conservarlo y le subió 20 veces mas su precio original; a las pocas semanas el jarrón se vendió.
La moraleja de esta historia la podemos traer a nuestra vida personal y laboral. Seremos en nuestras organizaciones y familias como aquel Rey que le da mas a valor a las cosas cuando las toca o mas bien le das menos? O seremos como el alfarero que sin ver mas allá de lo evidente pensaba botar el jarrón porque ya no tenía valor cuando lo que le faltaba era visión para encontrar en él un tesoro? O bien seremos como el trabajador que sí tuvo visión pero le faltó astucia para comprarse el jarrón a precio original en vez de pedirle al alfarero que se lo regalara pues le hizo ver la oportunidad que estaba por desperdiciar.
En nuestras organizaciones es común encontrar los tres ejemplos, muchos que como el Rey procuran dar valor en todo lo que hacen, no solo hacen “lo que les toca” sino que incluyen eso que yo le llamo el “IVA” (Incluir Valor Agregado), yendo mas allá de lo básico, mejorando lo que ya deporsi es bueno. Aquellos que siempren buscan oportunidades para mejorar y dar más sin necesidad de que se los pidan.
Encontramos tambien aquellos que como el alfarero, hacen un buen trabajo pero les falta visión para llegar mas allá. Difícilmente ven las oportunidades por poner demasiada atención en las dificultades. Aquellos que ven lo malo de un proceso en vez de identificar la oportunidad de innovación. Los que por fijarse tanto en el día a día olvidan buscar que se puede mejorar, que se puede cambiar y optimizar, son los que difícilmente conocen la palabra innovación.
Por último tenemos al trabajador, empleado del alfarero. Él si identifica que aquel jarrón que fue tocado por el Rey no es igual a los demás, tiene un valor agregado porque el Rey lo tocó. Este empleado tiene visión, logró ver mas allá pero le faltó astucia. ¿Que hubiera pasado si el trabajador ofrece comprarle ese jarrón al alfarero sin dar mayores detalles en vez de pedir que se lo regalaran? Podría ser que el alfarero decidiera regalárselo o bien venderselo a precio mas bajo pues igual pensaba botarlo; aún si lo hubiera comprado al mismo precio regular de mercado hubiera salido ganando pues tendría en su poder “el jarrón que tocó el Rey”, pero le faltó astucia aunque tuvo visión.
Cuantas veces vemos en nuestras organizaciones a empleados con grandes ideas pero que en vez de aplicarlas o sugerirselas a sus jefes se las comentan a otros quienes muy astutos (aunque poco leales) optan por apropiarse de dichas ideas y al final hasta consiguen grandes proyectos. Tambien aquellos empleados que tienen grandes ideas pero que por falta de confianza en sí mismos prefieren callar antes que proponer esas ideas a sus jefes.
Éstos últimos son empleados con gran potencial, podrían llegar a ser dueños de la tienda pero por mantenerse al margen le ceden el campo a otros más astutos, confiados y decididos.
Y tú, eres como el Rey, como el Alfarero o como el trabajador del taller? Tu familia, tu país, tu trabajo tiene más valor porque tú lo tocas o tiene menos?