En estos días me encuentro leyendo un gran libro recomendado por un excelente profesor que tuve hace poco y en esta ocasión quiero compartirles un extracto que me ha llamado la atención, el cual cito a continuación:
***El tener influencia sobre otros, el verdadero liderazgo, está al alcance de cualquiera, pero requiere un tremendo esfuerzo personal. Desgraciadamente, muchos de los que ocupan puestos de liderazgo lo rehuyen. ~Libro La Paradoja.***
Estas líneas son toda una escuela puesto que el concepto de Liderazgo no es solamente aplicable a las jefaturas organizacionales sino a esa acción que nace cuando dos o más personas se reúnen con un fin común; así pues ser padre, madre, profesor, jefe, coordinador de un grupo de Proclamadores de la Palabra y hasta Sacerdote implica liderar. El problema en la mayoría de los casos es que en efecto muchos le huyen a la aportación de ese esfuerzo personal para mejorar, crecer, aprender y corregir con el fin de ser mejores líderes.
Surge aquí la importancia de hacer conciencia de la gran responsabilidad que implica ser líder y recordar el tremendo impacto que ocasionamos en la vida de todos aquellos que día a día comparten a nuestro alrededor.
Pensemos cuanto esfuerzo le requiere a un padre de familia el sentarse a verdaderamente escuchar a su hijo adolescente y a partir de ahí comenzar a comprender mejor sus sentimientos y frustraciones para poder así brindar un mejor juicio ante la actitud de sus hijos, no es cierto que es más fácil atacar esos comportamientos y cambios de actitud de una forma muchas veces prepotente y dominante haciendo alarde de su poder que apartar tiempo de su apretada agenda para sentarse a escuchar?
Veámoslo ahora en el plano laboral, cuanto esfuerzo le requiere a un líder de una organización el mantener “productivo” su negocio o servicios asegurándose de mantener también un buen nivel de relaciones interpersonales por medio de las cuales pueda comprender cuales son las diferentes necesidades y factores motivacionales para cada uno de sus colaboradores? Cuanto esfuerzo le requiere el poder conseguir resultados por medio de su autoridad o influencia en vez de hacer valer el poder que le confiere su puesto?
Estamos dispuestos a dar nuestra “milla extra” para verdaderamente ganar la confianza de nuestros hijos, colaboradores y/o voluntarios demostrándoles interés genuino a sus necesidades e intereses dejando de la lado la mentalidad de la era industrial o los métodos de enseñanza de tiempos de antaño?
Recordemos que la respuesta a esta interrogante traerá consecuencias positivas o negativas sobre aquellos que nos rodean y es responsabilidad de un líder determinado reconocer que hay que sembrar para cosechar pues el futuro de nuestras organizaciones y nuestra sociedad dependen de cuan bien hagamos nuestra gestión de líderes.