“El éxito en los negocios reside en poder trabajar con las personas” – John Maxwell
Parece muy sencillo pero la práctica nos muestra que normalmente nos cuesta mucho entender a las personas y al final de cuentas, éste componente es fundamental no solo para el éxito en los negocios, sino en cualquier aspecto de la vida.
Piénsalo por un minuto, si lográramos entender mejor a las personas, ¿no es cierto que la comunicación y nuestras relaciones mejorarían?; y si nuestras relaciones mejoran, ¿no es cierto que nuestros resultados en cualquier área que emprendamos serían mejores?
“Cuando comprendemos el punto de vista de otra persona, lo que está tratando de hacer, nueve de cada diez veces está tratando de hacer lo correcto” – Harry Truman
Todo líder necesita saber motivar a sus colaboradores y por supuesto influir sobre ellos pero…¿cómo lograrlo sin aprender cómo piensan, qué los inspira o cómo podrían reaccionar ante determinada situación?
Recuerdo una vez que tuve que asumir un nuevo equipo de trabajo a mi cargo; como era mi costumbre comencé a tener reuniones uno a uno para comenzar a conocerlos mejor. En una de esas reuniones, una persona que normalmente aportaba muy buenos resultados al equipo me indicó (o quizá deba decir me advirtió) que nunca se me ocurriera llegar a reconocerle en público por algún logro que alcanzara. ” Si quiere reconocerme escríbame un correo o dígame algo cuando hablemos solo pero no me reconozca en reuniones ni mucho menos me pase al frente” me dijo… Yo aprecié mucho su transparencia y después de ese día me pregunté ¿Qué habría pasado si no me hubiera compartido ese dato y yo le hubiese reconocido en público?…probablemente en ese momento hubiese perdido la confianza en mi y por ende mi influencia porque como líder era mi responsabilidad entender que le inspiraba para poder motivarle de la mejor manera.
Siendo así las cosas, la pregunta que nos queda por hacernos entonces es: ¿Por qué nos cuesta tanto entender a los demás?
John Maxwell nos dice en su libro Seamos Personas de Influencia que existen básicamente dos razones primordiales que son el temor y el egocentrismo.
En el caso del temor, muchas veces sucede que cuando no se comprende a otros se reacciona atemorizándose. Piense por ejemplo en los colaboradores que no logran entender las decisiones que toma su jefe pero no cuestionan ni aportan nuevas ideas por temor ya sea a la reacción del jefe o bien a la reacción de sus compañeros. El temor a ser rechazados o a la misma burla por sus aportes los aleja de la posibilidad de mejorar el entendimiento con la otra parte. Lo mismo pasa con los jefes, quienes por temor a mostrarse vulnerables y “lo que puedan decir”, prefieren mostrarse intransigentes procurando proyectar seguridad en sus decisiones, aún cuando los demás no comprenden lo que está pasando.
Por otro lado, en el caso del egocentrismo, muchas veces nos gana la tendencia natural a pensar primero en nosotros mismos. El problema con esto es que es inmediatamente percibido por los demás y al no buscar el bien de los otros sino el propio, no facilita a los demás comprender nuestras acciones o decisiones. Siempre en este caso la mejor manera de sobreponerse es procurar “ponerse en los zapatos del otro“; en otras palabras, tratar de ver las cosas desde la perspectiva de la otra persona. En ocasiones en mis seminarios doy el ejemplo de la típica bola de playa; esa que está hecha de varios colores. Si hacemos un círculo de varias personas al rededor de esa bola, aún cuando todos estamos viendo la misma bola, cada quién describirá el color de la misma de forma diferente porque en efecto está viendo un color diferente. Es sólo cuando me ubico en la posición de la otra persona cuando entiendo por qué el color que describe es diferente al mío.
Para generar un mayor impacto en nuestras relaciones, es importante mantener presentes los siguientes cinco puntos:
- Todo el mundo quiere ser alguien.
- A nadie le interesa cuánto sabe usted hasta que saben cuánto le importan.
- Todos necesitan a alguien.
- Toda la gente puede sentirse alguien cuando alguien la entiende y cree en ella.
- Cualquier que ayude a alguien, influye en muchos más.
Tal vez le sirvan estas preguntas para mejorar su comprensión de las personas; cada vez que necesite comprender a alguien pregúntese:
- ¿De dónde viene?
- ¿A dónde quiere llegar?
- ¿Qué necesita ahora?
- ¿Cómo puedo ayudarla?
Para comprender a las personas se debe ser intencional; ¿se considera usted un buen entendedor de las personas?
Por favor compártanos sus comentarios, nos encantaría saber qué practicas emplea usted para mejorar su comprensión de las personas.