Ese poder interno que tenemos de ir más allá… La historia nos ha enseñado que poco a poco hemos ido superando nuestros temores gracias a ese poder interno de querer ir más allá.
Cuenta la historia que en aquellos años cuando las locomotoras de vapor se inventaron, importantes científicos de ese tiempo recomendaron que éstas no pasaran de una velocidad superior a 30 millas por hora (unos 48 Kms/hr); lo anterior porque consideraban que si se superaba esa velocidad el cuerpo humano explotaría.
Tomó solamente un tiempo antes de que algunas personas valientes se atrevieran a desafiar ese pensamiento limitante incrementando la velocidad; ésto para descubrir que no explotaron como se creía.
Se pueden imaginar si hoy día esa creencia se mantuviera? que sería de las velocidades de un avión?
Ese es tan solo un ejemplo de muchos que nos demuestran que históricamente el ser humano ha probado que se puede ir más lejos; solamente existe un problema, nuestro propio pensamiento…
No es difícil encontrar personas que se “sabotean” a sí mismas pensando que no podrán alcanzar aquel ideal; personas que se limitan a lo conocido por temor a enfrentar lo desconocido. Personas que prefieren mantenerse haciendo las cosas como las conocen sin cuestionarse siquiera por qué lo hacen; como en la historia de la Pierna de Cerdo…la conocen? bueno pues se las cuento:
Una vez una señora invitó a unas amigas a cenar para lo cual preparó una sabrosa Pierna de Cerdo. La velada estuvo lindísima y antes de despedirse una de sus invitadas le agradeció la cena mientras a la vez le hizo una pregunta: “amiga, todo estuvo riquísimo…solo tengo una consulta: ¿Por qué razón la pierna de cerdo la trajista partida a la mitad?. La señora no supo que responder, simplemente dijo: “pues no sé, siempre la hemos hecho así en casa”.
Intrigada la señora, llamó a su hermana para preguntarle por qué razón hacían la pierna de cerdo partida a la mitad pero esta le respondió lo mismo; así las cosas llamó a su mamá preguntándole lo mismo quien entonces le respondió que esa era la receta de la abuela. Con la buena suerte de aún tener con vida a su abuela, no resistió la tentación y la llamó para consultarle, a lo cual la abuela respondió: Pues yo no sé ustedes por qué razón lo hacen así; en mi caso es que en mis tiempos los hornos eran muy pequeños y la pierna de cerdo no cabía completa…”
Así nos pasa muchas veces; nos acustumbramos a que las cosas funcionan como las conocemos pero pocas veces cuestionamos si podríamos mejorarlas.
La buena noticia es que tenemos una gran capacidad de ir mucho más allá de lo que conocemos, mucho más allá en nuestras relaciones si decidimos “arriesgarnos”, “aventurarnos” a enfrentar temores. Mucho más lejos en nuestros trabajos si tan solo decidimos intentarlo, salir de la rutina y proponer algo diferente.
Ésta capacidad la tenemos todos y hoy quiero invitarte a que medites si no estás cuestionando nada en tu vida; si es así podrías estar en peligro de padecer una peligrosa enfermedad llama RUTINA.
Vamos, arriésgate y descubre un sinfin de sorpresas hermosas que la vida tiene para tí; si al arriesgarte te equivocas, en buena hora porque eso te hará crecer.
Cuéntame, estás cuestionando tu rutina???